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Cuando la pruebo, no puedo evitar suspirar. Sabe a todo lo que está bien en mi mundo.

Se pone de pie, con las piernas abiertas, mientras me tomo mi tiempo con ella, mi lengua explorando su coño, saboreando el gusto de su humedad en mis labios.

—Oh, Kev —susurra, sus manos en mi cabeza, acercándome...