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34.2 Alejandro

—Dios, ojalá mis padres estuvieran vivos— susurré, y él me dio una suave palmada en la mejilla antes de retirar su mano.

—No somos los únicos. Si estuvieran vivos, me estarían molestando por convertirme en agente inmobiliario, ya que sabían que nunca haría algo así— dijo con una risita mientras se ...