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28. Alejandro

—Señor Storm, no puede entrar ahí.

—Claro que puedo. Las voces de Elle y mi padre resonaron fuera de la puerta de mi oficina antes de que se abriera de golpe y mi padre entrara con Elle siguiéndolo.

—Lo siento, señor Storm, intenté detenerlo —se disculpó Elle mirando por encima del hombro de mi pa...