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27. Katerina

Alex y yo entramos en nuestra habitación, donde él me presionó suavemente contra la pared antes de que sus labios se unieran a los míos.

—Dios, he querido hacer esto todo el día —su aliento acariciaba mi piel, haciendo que se me erizara y tragara el nudo en mi garganta. Han pasado seis semanas desd...