Read with BonusRead with Bonus

La mayor vergüenza

—No estoy dispuesta a involucrarme en nada romántico contigo, señor Broderick —dijo de repente Amy.

Broderick se quedó helado y retrocedió. Le sorprendía, pero al mismo tiempo le maravillaba, que ella pudiera resistir su encanto.

—Está bien, ¿te resulta cómodo quedarte aquí un par de horas? —pregu...