Read with BonusRead with Bonus

Ámame

Broderick, que estaba a punto de encender su cigarrillo, levantó la mirada hacia ella en cuanto escuchó esas palabras.

—¿Qué dijiste? —detuvo lo que estaba a punto de hacer y se concentró seriamente en ella.

—Los niños son tuyos. No estaba acostándome con hombres al azar en el club. Solo tuve una ...