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La amas de verdad

Broderick se detuvo y la miró sorprendido.

—¿Rechazas mi disculpa?

—Sí —respondió Joan.

Broderick sonrió con desdén, «¿qué demonios les pasa a estas mujeres musulmanas?».

—¿Qué más quieres? ¿Dinero? —preguntó Broderick.

—En realidad, mi jefe es más rico que tú —dijo Joan y sacó una carta cuidad...