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Este bastardo

—Por favor, perdóname esta vez —suplicó Amy aún más. Aunque sabía que suplicar en ese momento era muy arriesgado, si aceptaba hacerlo, él confirmaría su percepción equivocada de ella. Ella nunca había sido ese tipo de mujer, una cualquiera, una prostituta, eso no era ella.

En ese momento sonó su te...