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Estoy aquí

Una hora después, el coche se detuvo en el aeropuerto, tal como Zach había dicho. No dejé de gritarle durante todo el trayecto y él me ignoró, qué molesto.

—Baja —me dijo, y yo bufé.

—¿Qué te pasa? —le pregunté con una expresión de disgusto en mi rostro.

—Oh, olvidé que estás atada —me guiñó un o...