Read with BonusRead with Bonus

49. Cosido

—¿Rani?

Claramente no estaba solo.

—¡Sora! —Héctor la soltó fácilmente tan pronto como escuchó la voz de su amiga.

Rani corrió hacia su amiga cojeando y la abrazó.

—¡Estás bien!

—¡Viniste por mí!

Las chicas lloraron abrazándose.

Mientras tanto, Héctor permanecía junto al árbol, mirando fijame...