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—¿Estás despierta? No tengas miedo... Siempre estoy a tu lado protegiéndote. No iré a ningún lado, así que no necesitas apresurarte para despertar. Puedes volver a dormir —dijo David suavemente.

Al escuchar esto, Hania solo pensó que él era tonto y necio. ¿Por qué seguía usando ese disfraz tan cali...