Read with BonusRead with Bonus

355

Por más que Elliot intentaba calmarse, no podía ocultar el asombro y la incredulidad en sus ojos, así como el sudor frío en su frente.

—¿Por qué no haces la llamada ahora? ¿Tienes miedo? ¡Serás tú el que esté condenado una vez que hagas esa llamada! —dijo David con una sonrisa burlona.

Siendo un h...