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Al final, la voz de Hania estaba ronca de tanto regañar, por lo que dejó de despotricar.

Sin embargo, parecía sentirse extremadamente agraviada. Después de perder los estribos, sollozó, como si quisiera buscar consuelo.

—Quiero comer... pistachos. También quiero comer castañas asadas...

Lo que Da...