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Hania hizo todo lo posible por contener las lágrimas que llenaban sus ojos. No quería que Gabriela la oyera llorar, así que trató de reprimirlo y dijo:

—Lo entiendo.

—Me alegra que lo sepas, Hania... Cuídate. Solo quiero que David deje de cometer errores. Si no te vas, David nunca te dirá la verda...