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Hania solo sentía como si alguien le estuviera desgarrando el corazón. Seguía secándose las lágrimas, pero aún así, no podía dejar de llorar.

En ese momento, el teléfono móvil de Hania sonó.

No quería contestar. En cambio, se sentó en el sofá aturdida, como si le hubieran arrancado el alma.

Sin e...