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En un instante, Hania quedó atónita y su rostro se puso rojo.

¿Qué demonios...?

¡Él le había robado otro beso! Además, fue justo en el momento en que el fotógrafo estaba tomando una foto.

Oh, no... ¿Lo hizo a propósito? ¿Significaba esto que su intercambio íntimo quedaría inmortalizado en una fot...