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—Solo te pregunto esto: ¿venía este hombre a la floristería a buscarla todos los días? Si te atreves a mentir, no te dejaré ir—, amenazó David con cada palabra.

En este punto, Abigail y Penélope ya estaban en pánico y sus corazones latían extremadamente rápido.

En esta atmósfera tensa, bajo la ate...