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32. «ERES MÍA, ISABELLE...»

Isabelle Nash

Cierro la puerta del dormitorio y me apoyo contra ella, colocando mi mano sobre mi pecho, que late de manera errática. Cierro los ojos, reviviendo el momento en que Félix se inclinó hacia mí, sus dedos trazando un camino desde mi clavícula hasta mi cuello, enviando escalofríos p...