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44__Una mente que falla

Emma se inclinó sobre la roca, ofreciendo felizmente al chico un bollo recién horneado y aún caliente.

Él levantó la mirada lentamente del agua clara del río y se quedó mirando el bollo en la palma de su mano.

*Ella acercó su mano. —Vamos, Viktor —le dijo con una sonrisa—. Tómalo. Mi mamá acaba ...