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Capítulo 8 No te metas con ellos

—¡Ah...! —di un paso atrás y caí de culo. Era lo suficientemente carnoso como para no lastimarme, pero aún así tenía lágrimas en los ojos por el dolor.

—¡Maldito... qué mala suerte! —Estaba tan enojado que no pude evitar golpear el suelo para desahogarme. Como resultado, mis nudillos golpearon el s...