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XXXVI. Promesas ensangrentadas

Elva caminaba de un lado a otro frente a su tienda. El viento azotaba su cabello en su rostro y ella nerviosamente lo apartaba. El sol comenzaba a salir, lo que significaba que habían estado ausentes durante demasiadas horas.

—Elva, necesitas descansar —Alden se levantó de donde había estado sentad...