




Capítulo 3
POV de Sophia
—¿Cuándo puede irse? —pregunta el Alfa Titus al doctor. Creo que su nombre es Dra. Jones.
—Después de que firme estos papeles —dice ella, entregándole un portapapeles y un bolígrafo. Él revisa los papeles y no escribe nada.
—¿Cuál es tu nombre, Ángel? —pregunta. Me doy cuenta de que solo sé su nombre porque es el Alfa más fuerte, pero él no sabe el mío. Mi loba saltó en mi cabeza cuando nos llamó Ángel.
—Sophia Moretti —digo. Él escribe algunas cosas en las páginas. Luego pregunta sobre mi edad y los nombres de mis padres biológicos. Le devuelve el portapapeles a la Dra. Jones y luego nos deja ir.
—La casa del grupo está por este camino —señala—. Pero nuestra casa está más allá.
—¿Me quedaré contigo? —pregunto sorprendida—. Puedo quedarme en la casa del grupo, no me importa. —Él gruñe cuando digo eso.
—Mía —gruñe.
—Solo estaba ofreciendo, no quiero estorbar —digo tratando de calmar a su lobo.
—No, eres mía, te quedas conmigo.
—Puedo quedarme contigo también —digo mientras seguimos caminando hacia su casa. Sus ojos vuelven a su color azul.
—¿Tienes hermanos? —pregunto.
—Sí, un hermano. Es dos años menor que yo. ¿Y tú?
—Tengo una hermana llamada Laura y un hermano llamado James. James tiene 21 y Laura tiene 5 —explico. La diferencia de edad es algo común entre los lobos, así que la diferencia de 13 años no es un gran problema.
—¿Tu hermano tiene pareja? —pregunta.
—No, sospechamos que está en otro grupo —digo. Me sentía cómoda hablando con él. Normalmente no me siento así con personas que no conozco. Al pasar por la casa del grupo, había una casa un poco más pequeña pero parecía más cara. Escaneé la casa buscando una cosa, un jardín. Al frente, había parterres de flores rodeando la casa.
—¡Tienes un jardín! —sonrío mirándolo. Él se ríe y asiente. Siento la sangre subiendo a mi cara de vergüenza y miro hacia otro lado.
—Mi mamá solía cuidar las flores, luego se dedicó a la cocina. Puedes usar el jardín para lo que quieras —dice.
—¿De verdad? —digo emocionada.
—Sí, siéntete libre de hacer lo que quieras. —Sonrío y pienso en todas las cosas que podría hacer. El Alfa Titus abrió la puerta y el interior era hermoso. Gaspé de sorpresa. Miré hacia arriba y las tallas en el techo eran intrincadas.
—Mandé construir esta casa hace unos años —dice mientras sigue subiendo las escaleras.
—Alfa Titus, es hermosa —elogio.
Él gruñe—. No me llames Alfa, solo Titus. Somos iguales como compañeros.
—L-Lo siento, Al... Titus —me corrijo. Él tomó una respiración profunda y se calmó. Caminó por un pasillo y entró en una habitación. Cuando entramos, el aroma de Titus era claro en esta habitación.
«Esta es su habitación», le digo a mi loba.
—Esta es mi habitación. Puedes quedarte aquí o en una habitación de invitados —dice. Miro alrededor de la habitación y mis ojos se posan en una foto. Camino hacia la mesa donde estaba y la miro. Había una hermosa chica pelirroja con ojos azules perfectos. Oí a Titus decir algo, pero no estaba escuchando. Mi único pensamiento era que ella era su novia o esposa. Mi loba gime ante la idea de que nuestro compañero tenga una relación.
—Esa es mi primera compañera, Brooke —dice sacándome de mis pensamientos—. La conocí hace unos años. Era humana. La conocí el día que murió. —Parte de mí se sentía feliz de que no estuviera con nadie más, pero también triste de que tuviera que pasar por eso.
—Estuvo en un accidente de coche con su novio. Yo estaba en las calles volviendo de un encuentro con un renegado en la frontera y hubo un gran choque. Mi lobo me empujó a ir a ver y vi a mi compañera ensangrentada y cortada por el impacto. Había un fuerte olor a alcohol. Me deprimí durante unos meses, luego Brody, mi beta, me sacó de eso. Hacía cosas para distraerme, como entrenar conmigo para sacar mi ira.
—Lo siento —susurro sintiéndome mal porque tuvo que contármelo.
—Está bien —dice poniendo su mano en mi mejilla. Lo miro y sonrío. Me sentía segura con él. No quería volver a mi grupo. Quiero quedarme aquí.
—¿Puedo quedarme en una habitación de invitados por ahora? —pregunto.
—Lo que quieras, ángel —sonríe. Nadie me llama con apodos excepto papá, pero lo único que me llama es "cariño". Me lleva a una habitación justo enfrente de la suya.
—Mi habitación está justo enfrente de la tuya si necesitas algo —dice.
—No tengo ropa —susurro.
—Puedo pedirle a uno de mis omegas que te compre algo, solo necesito que escribas tus tallas —dice.
—Está bien, lo haré más tarde. ¿Qué hora es? —pregunto.
—Son las 9:47 PM, ¿tienes hambre? —me pregunta.
—Un poco —digo jugueteando con mis dedos. Él asiente con la cabeza y me lleva a la cocina. Abre la nevera y está llena de todo tipo de cosas.
—¿Quieres pasta? —pregunta mirando en la nevera.
—Claro —digo sentándome en el taburete de la isla. Comenzó a hacer pasta y a hablar conmigo.
—¿Qué quieres preguntarme? —pregunta.
—¿Son ciertas las historias? —pregunto de inmediato. Las historias del Alfa Titus torturando a su manada y a cualquier intruso. Sobretrabajaba a sus guerreros y lobos élite. Las cámaras de tortura del Pack Escarlata. Estas historias nos las cuentan cuando somos pequeños para enseñarnos a no huir y ser atrapados por ellos. Mira dónde estoy ahora.
—La mayoría de ellas. Sobre las cámaras de tortura para traidores y renegados. Pero no hambriento ni torturo a mi manada. Arriesgaría mi vida por ellos. Me preocupo por mi manada, pero otros grupos no pueden saber eso. Se aprovecharían de ello.
—¿De dónde sacaste esa cicatriz? —pregunto señalando su brazo. Había una gran línea en su brazo izquierdo.
—La obtuve cuando el grupo de la Media Luna Amarilla atacó cuando mi padre era Alfa —dice mientras sigue haciendo la pasta.
—¿Cuando tenías 16 años? —gaspé.
—Sí —dice en voz baja. La historia de su padre era conocida en todo el mundo. Fue uno de los mejores Alfas que jamás haya existido. Murió protegiendo a Luna Kate, la madre de Titus.
—El Alfa Kade usó un cuchillo de plata y lo arrastró por mi brazo —explica.
—¿Usó plata contra sus propios lobos? —digo sorprendida. Los detalles de la guerra de manadas eran privados para otros grupos.
—Sí, pero lo maté por lo que le hizo a mi padre —dice vertiendo la salsa y la pasta en dos platos. Agarró tenedores y queso y se sentó a mi lado. Agarré un puñado de queso, lo vertí en mi pasta y tomé un bocado.
—Esto está tan bueno —gimo.
—Me alegra que te guste —ríe.
—No tengo nada para dormir —digo. Había estado usando la ropa de un omega durante el día.
—Aquí —dice Titus quitándose la camisa y lanzándomela.
«Huelo a él», dice mi loba. Me la pongo y me llega hasta las rodillas.
—Estaré al otro lado del pasillo si necesitas algo —dice—. Buenas noches —susurra y se va. Me metí en la cama, apagué las luces y me dormí de inmediato.
Flashback
Día 2
Estaba en esposas de plata colgada en la pared.
—¿Por qué la plata o el acónito no le afectan? —gruñe alguien.
—Mira su marca de nacimiento, la está protegiendo —dice otra voz misteriosa. Tenía una marca de nacimiento en el hombro en forma de luna creciente. Pensé que era porque soy de los Lobos de la Media Luna Azul.
—Necesitamos deshacernos de ella —oí gruñir a la primera voz. Luego hubo un fuerte golpe.
Fin del Flashback
Me desperté con un grito penetrante. Luego me di cuenta de que era mío. Mi respiración era pesada y había sudor en mi cara. La puerta se abrió de golpe y Titus vino corriendo hacia mí.
—¿Estás bien? ¿Estás herida? —dice mirándome de arriba abajo.
—Tuve una pesadilla —dije con lágrimas corriendo por mi cara.
—Shh, está bien —dice poniendo mi cabeza en el hueco de su cuello. Pone una mano en mi cabeza y otra en mi espalda.
—Está bien, solo respira —dice. Tomo una respiración profunda. El aroma de Titus calma a mi loba y a mí.
—Estoy bien —digo entre sollozos tratando de alejarme.
—No —dice para que deje de moverme. Me sostiene hasta que controlo mis lágrimas. Su abrazo era lo suficientemente reconfortante como para hacerme dormir de nuevo.
POV de Titus Stone
Oí el latido del corazón de Sophia igualarse, dejándome saber que estaba dormida. A mi lobo le encanta el hecho de que nuestra compañera se haya dormido en nuestros brazos. La levanté lentamente en estilo nupcial y la llevé a mi habitación. La acosté suavemente en la cama. Apagué la lámpara y me acosté a su lado. Ella comenzó a moverse, pero puse mi brazo alrededor de su cintura. Ella comenzó a volver a dormir.
—Buenas noches, Ángel —susurro. La Diosa Luna nos bendijo a ambos con una segunda oportunidad de compañeros. No podría pedir una mejor. Le beso la sien y me duermo.