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La víspera de la batalla: El destino

—Madre, ¿por qué tiene los ojos cerrados? ¿Nos ve? —Ivar se sentía más seguro detrás de sus piernas y ella chasqueó la lengua, colocándolo frente a ella.

—No nos hará daño —le aseguró, tomando asiento frente al anciano con capa. Reconfortado por su confianza, Ivar se quedó a su lado y miró al extra...