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64. Anticuado pero romántico

Rion se acercó a mi padre, y mi padre lo recibió con una cálida sonrisa y ambas manos abiertas.

—Bienvenido a mi granja de fresas, señor Rion; ¿qué lo trae por aquí?

Mi padre no quería hacer conversación trivial, ni yo tampoco. Permanecí en silencio y esperé a que Rion hablara. El hombre me miró b...