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34. Recuerdos

Después de la conmovedora confesión de Rion, me aventuré a girarme hacia él y mirarlo. Quería ver la sinceridad allí, y me sorprendió y resentí encontrar que no había falsedad en sus ojos. Si tan solo hubiera la más mínima falsedad, aún tendría el reproche de no arriesgarlo todo.

—Me odio por hacer...