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El mejor

Dos años después

Adea

—Oh, mierda.

El gemido de Shane fue todo el aliento que necesitaba. Mis rodillas estaban en carne viva, pero me movía con entusiasmo. Pequeñas piedras se clavaban en mi piel y perforaban la carne, pero no me detenían. Nada podía hacerlo, especialmente cuando el dios que es...