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Gran rico

—Buenos días, Ady —dijo Leo con indiferencia, asintiendo con la cabeza. Se apoyó en el marco de la puerta, su erección era difícil de ignorar. Había tantas cosas que quería contarle a Gabe, tantas que ni siquiera había podido procesar aún. Todo eso se olvidó cuando mis ojos bajaron hacia el miembro ...