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Probado

Adea

Odis hizo una reverencia y lo seguí, luchando contra la ardiente necesidad de salir corriendo de la habitación. Mi corazón latía tan fuerte en mi pecho que no me habría sorprendido si él pudiera escucharlo. La sangre me retumbaba en los oídos y cada bocanada de aire era tan fría como seca. Ape...