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Advertencia

Las manos de Jackson se movieron sobre su corazón, y una sonrisa pícara cubrió sus labios.

—Nunca lo llames así, Daisy Dame —rió—. Mejor voy a arreglar la rockola antes de que llegue Floyd y empiece a golpearla otra vez.

—Le encanta su música —murmuré, volviendo mi atención a la puerta cuando se a...