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Verdaderas almas gemelas

Saint se metió en la cama, desnudo. No movió las almohadas, eligiendo deslizarse debajo de las sábanas. Antes de que pudiera adivinar lo que Saint pretendía, había tirado de la manta, levantándola, enviando todas las almohadas al aire, lloviendo alrededor de la cama. Se lanzó, capturando mis muñecas...