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Ser curioso nunca es malo

Hubo un golpe en la puerta del apartamento y, anunciándose primero, Gregory entró. Se unió a Jonas y Genni en el sofá, se sentó en uno de los sillones y puso los pies sobre la mesa. Jonas levantó las cejas con una expresión de «¿qué demonios?» y Genni se rió.

—Oh, lo siento. He estado corriendo po...