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Lucas

Como éramos tantos, nos dirigimos a la cocina. La gran cabina allí debería acomodarnos a todos. Además, había unos cuantos taburetes dispersos al azar por el enorme espacio.

Yo, por supuesto, me senté con mi amada y nuestra preciosa hija. Mi padre se sentó a mi lado, podía sentir la tensión emanand...