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Mi corderito

Sandro caminaba de un lado a otro en el gran salón de reuniones y apretaba las manos en puños. Apretaba los dientes y miraba a la nada en particular. ¿Cómo no se había dado cuenta?

Debía haber estado demasiado preocupado con su problema como para haber pensado en eso.

Allesia había escapado de la mi...