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Te rechazaré otra vez

Sandro miró a Alessia durante un rato. Ella parecía algo sin vida, y él habría pensado que estaba muerta si no fuera por el subir y bajar de su pecho. Además, sus dedos se movían.

Apretó la barra de la jaula en la que ella estaba y se inclinó hacia adelante.

—Alessia.

Pateó la jaula con sus botas...