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Cuídate para mí

Arabella frunció el ceño mientras miraba por la ventana nuevamente. La sombra seguía allí. Y sentía que la observaba. Estaba inquieta, y el vello de su piel se erizó.

Se frotó las palmas sudorosas en el camisón que llevaba puesto y agarró el celular que había tomado de la mesita de noche. Marcando ...