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No es una zorra

Suspirando por enésima vez, Arabella agarró el mango de la puerta del coche.

Respiró hondo y dejó que su mano se deslizara de nuevo.

Miró a través de la ventana cerrada y luego al conductor.

—¿Sabes cuándo saldrá Sandro?

—Eso, no lo sé —dijo el Sr. Rex.

Levantó la vista de su teléfono y se giró...