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Capítulo treinta y ocho

Alexandria

Sus ojos cambian de azul a negro por un momento y luego vuelven a su hermoso tono azul. Se inclina hacia mí de nuevo y me besa con tanto amor y pasión que me recuesta suavemente sobre la manta, sosteniéndose sobre sus codos. Sus labios se deslizan hacia mi barbilla, luego lame a lo l...