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Capítulo 58 La verdad sea dicha

—¿Anna? ¿Anna, estás bien?

Levanté la vista cuando Barnett se acercó a mí. La preocupación en su tono y expresión facial me conmovió, pero no pude detener las lágrimas que corrían por mis mejillas.

—No —dije entrecortadamente.

Él me envolvió en sus brazos y me acercó a él.

—Lo siento mucho —dijo, f...