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Athena POV:
Hoy no es mi dÃa. Me desperté tarde solo para descubrir que se me habÃan acabado los supresores. Tomé el último ayer, y apenas es martes. Necesito mis supresores para ocultar mi aroma de los seres sobrenaturales. Y hoy tengo un dÃa ocupado en el trabajo. Papá dijo que deberÃa asumir que todos son sobrenaturales. Y mis supresores me mantendrán a salvo.
Mi papá se fue por negocios hace unos dÃas y deberÃa regresar hoy. Tengo que trabajar hoy, y el lugar donde consigo mis pastillas cierra antes de que salga del trabajo. Además, el dueño de la empresa para la que trabajo tiene una reunión de la junta hoy. Puedo pasar un dÃa sin tomarlos, de alguna manera, tengo que salir del trabajo antes de las cuatro para llegar a la farmacia antes de que cierren a las cinco. Acabo de empezar un proyecto, asà que no puedo pedir un dÃa libre, además nunca he conocido al dueño de la empresa para la que trabajo, y no quiero que piense que soy perezosa.
Una mala primera impresión puede hacer o deshacer la carrera de una persona. Es raro que venga aquÃ, asà que todos están nerviosos. Se dice por los cubÃculos que tiene múltiples negocios familiares que maneja, es guapo, fuerte y un mujeriego. Honestamente, suena como un Alfa, por eso necesito mis supresores.
De camino al trabajo, recibà un mensaje diciendo que en la oficina se habÃa acabado el café que le gusta al dueño y que necesitaban que lo recogiera. Y que lo preparara y lo tuviera listo con crema, azúcar moreno y azúcar blanca en la sala de conferencias. ¿Cómo demonios se acaba el café favorito de una persona, especialmente cuando nunca está allÃ? Tengo que hacer todo esto antes de que él llegue, y ni siquiera es parte de mi trabajo. Soy la secretaria ejecutiva del jefe de finanzas. Uno asumirÃa que el dueño de la empresa tendrÃa su propia maldita secretaria.
Finalmente, con las bolsas en la mano, llegué a la oficina. Conseguà el café; incluso conseguà algunos pasteles para la junta y el señor, tal vez, un Alfa. El café está listo, los pasteles están arreglados en la bandeja, la crema y el azúcar están preparados. Me dirigà a la sala de juntas para colocar todo. Estaba sorprendida y asombrada. Esta sala es hermosa. Tiene techos altos y ventanas de piso a techo que dan a la ciudad. Limpié un poco la sala. HabÃa mucho polvo alrededor. Mientras revisaba todo, vi que el Sr. Lished, mi jefe, habÃa entrado con una sonrisa en la cara. El Sr. Lished es increÃblemente atractivo. Si no estuviera trabajando para esta empresa y él no estuviera felizmente casado con su esposo, habrÃa intentado algo.
—Vaya, nunca habÃa visto esta sala de juntas tan limpia y acogedora —dijo mientras tomaba un pastel de una de las bandejas.
—Sr. Lished, lo siento por llegar tarde, me quedé dormida —dije con una sonrisa preocupada.
—No hay problema. Fue con poca antelación y ni siquiera es tu trabajo hacerlo, pero llegaste a tiempo. Tuviste tiempo de preparar todo esto. Vaya, estoy impresionado. Solo espero que ninguno de los otros jefes de departamento intente robarte de mà —dijo con una sonrisa.
—¿El CEO no tiene secretaria? —pregunté.
—SÃ, pero renunció cuando se enteró de que él volvÃa a la oficina hoy —dijo el Sr. Lished tratando de contener la risa.
—Está bien, pero ¿no deberÃa querer estar aquà cuando su jefe está aquÃ? —pregunté, confundida.
—Bueno, no soy de los que chismean, eso es más cosa de mi esposo. Pero se dice que tuvieron una aventura de una noche antes de saber quiénes eran. No fue hasta que él vino a otra reunión anual de la junta que ella se enteró. Continuaron su aventura, pero pronto ella quiso más. Él se negó y lo terminó por completo. En resumen, debido al consejo del abogado de la empresa, él no pudo despedirla sin un posible juicio por acoso sexual. Supongo que ella no quiere enfrentarlo sabiendo que él no la quiere —dijo mientras tomaba un pastel.
—De verdad, me encantarÃa usar esta sala para mi almuerzo solo para mirar por las ventanas —dije.
—En realidad, ya que no se usa mucho, no veo por qué no. Desde que Requiem se hizo cargo de la empresa, solo se usa una vez al año. Y cuando la usábamos, nunca habÃa una preparación tan bonita como esta esperándonos —dijo riendo.
—Bueno, gracias. Este es mi lugar secreto ahora —reÃ.
—Tómate el resto del dÃa libre con paga. Antes de irte, anota de dónde sacaste los pasteles para que Sandra pueda conseguir más si los necesitamos. Va a ser un dÃa largo —dijo.
Hice lo que me dijo y me alegré por ello. Ahora puedo conseguir mis supresores sin tener que apresurarme a la farmacia. Conduciendo hacia la farmacia con la capota de mi convertible bajada. Es un dÃa de primavera muy agradable. Aparqué mi coche, salà y saludé al cajero de la farmacia. Mi papá se aseguró de que me mantuviera alejada del mundo sobrenatural, pero me parece gracioso que los supresores que tomo los haga un brujo que posee una farmacia.
—Hola Ultra —dije al brujo/farmacéutico.
—Hola Athena, supongo que vienes por más supresores —dijo con una sonrisa.
—SÃ, se me acabaron ayer —dije con un encogimiento de hombros. Sé que me va a regañar por ello.
—Sabes que deberÃas venir a verme cuando te quede una semana de supresores. Es peligroso esperar hasta el último minuto —dijo mientras caminábamos hacia su laboratorio.
—Lo sé, pero he estado ocupada en el trabajo. Creo que mi empresa es propiedad de un Alfa, asà que me aseguraré de no quedarme sin supresores —dije, y él se detuvo en seco.
—Un Alfa para el que trabajas es peligroso, Athena —dijo mientras se preparaba para hacer mis supresores.
—Aún no lo he conocido para confirmarlo, pero tengo mis sospechas —dije.
—Bueno, ten cuidado porque eres una raza especial, niña, y un premio para cualquier Alfa. Algunos incluso podrÃan intentar tomarte por la fuerza debido a lo especial que eres —dijo en un tono serio.
—Sé que tú y mi papá dicen eso todo el tiempo, pero ninguno de los dos me dirá más sobre mi especialidad —dije mientras ponÃa los ojos en blanco y me sentaba en un taburete.
Se quedó en silencio mientras preparaba la mezcla para mis pastillas. Me pidió la mano y cortó mi palma, poniendo un poco de mi sangre en la mezcla. Dijo algunos encantamientos y la mezcla se convirtió en polvo, y los puso en cápsulas. Me dio un suministro de dos meses de supresores. Pago en oro por ellos y me despido. De camino a casa, me detuve en la parrilla favorita de mi papá y mÃa y le pedà un porterhouse con puré de papas rojas. Pedà un ribeye para mà con puré de batatas. Mi papá no estaba en casa cuando llegué. Puse nuestra comida en el refrigerador y fui a mi habitación a tomar una siesta.