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Prólogo
Punto de vista de la Diosa de la Luna:
—PermÃtanme presentarme. Mi nombre es Artemisa. Soy la diosa de los animales salvajes, la caza, la vegetación, la castidad y el parto. Los romanos me llamaban Diana. Pero mi nombre es Artemisa, soy hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo. Entre la población rural, era la diosa favorita de los humanos y no humanos. ProtegÃa a mis hijos, especialmente a los jóvenes, ganándome el tÃtulo de Señora de los Animales.
A lo largo de los siglos, mi nombre ha cambiado. Algunos me llamaban Diana, otros Leto, otros Skadi, otros Nehalennia. Pero en el último siglo, mis hijos comenzaron a llamarme Selene. Incluso mi descripción ha cambiado, principalmente porque mis hijos me dieron un nuevo nombre. Cambié mi apariencia. Realmente no me importa cómo me llamen mientras entiendan que soy su creadora, su madre y, como cualquier madre, cuando sus hijos se desvÃan, los castiga.
—Dos casas, ambas iguales en dignidad. De un antiguo rencor a una nueva rebelión, donde la sangre civil hace impuros los pactos civiles. De los fatales lomos de estos dos enemigos. Sé que esto suena a algo de Shakespeare, pero esto está lejos de ser la historia de Romeo y su Julieta. Han sido siglos de sangre y guerra entre mis hijos. Por supuesto, en el mundo de los cambiantes hay guerras por poder, tierras e incluso amor. Pero la Manada de la Luna Gladiadora y la Manada de la Luna de Piedra ocupan un lugar especial en mi corazón. El hecho de que su enemistad haya durado siglos está empezando a enfurecerme.
—¿Por qué alguien podrÃa preguntar si estoy enojada y decepcionada con estas dos manadas? Bueno, les diré que los Alfas de la Manada de la Luna Gladiadora son descendientes de mi compañero destinado. Mientras que la Manada de la Luna de Piedra son descendientes del compañero elegido para mà a quien no amaba. Estas dos manadas tienen un odio especial entre sÃ, al igual que sus padres fundadores. Mis intentos de traerles paz han sido en vano. He dejado de darles compañeros destinados a los Alfas de ambas manadas durante una década, y aun asà no se inmutaron. Se emparejaron por su cuenta, para mi desdicha.
—Mi último intento de hacer la paz fue cuando emparejé a Ally, la hija del Alfa de la Manada de la Luna Gladiadora, con Seth, el hijo de la Manada de la Luna de Piedra. Y, por supuesto, mis hijos, que aún son rebeldes, se rechazaron mutuamente basándose en siglos de odio. Me reà de mis hijos a regañadientes. Ahora estamos aquà en el siglo XXI, he visto cómo el mundo ha cambiado, cómo algunos de mis hijos han cambiado y evolucionado, todos menos esas dos manadas. Asà que, lo que hice esta vez es lo mismo que hice la última vez: emparejé a los herederos Alfa de ambas manadas entre sÃ.
El giro en esto es que ambos son hombres. Decir que el mundo estaba sorprendido es quedarse corto. No me malinterpreten. He emparejado parejas del mismo sexo antes. Pero necesitan entender que mi voluntad se cumplirá. Quiero paz para mis hijos, asà que si se aceptan mutuamente, los bendeciré con un compañero que mejorará a ambos. Esas manadas han perdido su camino, asà como mi última descendiente viva. Mi lÃnea de sangre mortal termina con ella, y no puedo permitir que eso suceda. Ella será su recompensa si son dignos de ella.
Un hombre no es digno de una mujer solo porque es un hombre. Tiene que ganársela, ganarse su confianza, ganarse su amor. Y ganarse la confianza de una mujer herida es algo difÃcil de hacer. Esto será divertido y desgarrador de ver. Mis hijos pueden ser tercos. Y mi exmarido puede ser un imbécil. Sé que está ahà fuera esperando quitarle el premio a los Alfas. PensarÃas que después de siglos se olvidarÃa de mÃ. Pero supongo que es difÃcil olvidar a una diosa.
Punto de vista de Stone:
Durante siglos, se me ha negado lo que se me prometió. Zeus ya no está vivo, pero su juramento sigue siendo válido. Artemisa ha estado trabajando duro para asegurarse de que sus hijas con ese bastardo ya estén tomadas para cuando yo llegue a ellas. Y esa era la única regla de Zeus. Si ya están reclamadas, no deben ser mÃas.
Asà que jugué el juego hasta que encontré a la última. Sin embargo, ella era solo una bebé cuando la encontré. Incluso como bebé sentà el poder en ella. Tengo que esperar hasta que tenga edad de procrear. Además de todo eso, tengo que vigilarla. Ella es la última y si es reclamada, nunca obtendré lo que se me debe.
Ahora mismo, estoy viendo a algún imbécil fingir ser su amigo solo para meterse en sus pantalones. Él es el futuro Beta de la manada de su madre. Y mi premio está locamente enamorada de él. Cada verano desde que se convirtió en adolescente, ha estado visitando esta manada. Ya no siento su poder, pero sé que aún lo tiene.
El viento sopla y la huelo, mi exesposa. DeberÃa haber sabido que estarÃa en algún lugar por aquÃ. Ella ama los bosques, al fin y al cabo, es la Diosa de ellos. Si puedo sentirla, ella puede sentirme a mÃ. A regañadientes, me voy de regreso a mi ático. Pronto será mÃa. Y cuando la tenga, nunca la dejaré ir. Que Dios ayude a quien intente interponerse en mi camino para reclamar mi premio. Ella es mÃa, no importa lo que cueste. La deuda prometida se pagará en su totalidad. Y seré completo.
Si no lo has adivinado. Soy el villano en esta historia. O me hacen parecer el villano. No creo que haya nada de malo en querer lo que se te prometió.