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El lobo y los árboles (Parte II)

De pie en la terraza del ala oeste, Kano se frotó la nuca con vergüenza. Cayden negó con la cabeza.

—No te avergüences. Me doy cuenta ahora de que ya deberíamos haber tenido esta conversación —aclaró su garganta—. Cuando dos personas se aman o se gustan, o simplemente están muy cachondas, muestran ...