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Capítulo 29

—No es asunto tuyo, maldita sea—. Pero hay un temblor en su voz, y no suena tan fuerte como antes. Está haciendo todo lo posible por mantenerse firme, pero está fallando.

—No te molestes—. Las puertas se abren, y le agarro el bíceps con fuerza, llevándola hacia la puerta del apartamento. —Sé con qu...