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CAPÍTULO 40. VISITA INFAUSTA

HARA

Los repetidos golpes en mi puerta me arrancaron de mis sueños eróticos. Me desperté con un gemido, ya que mis dedos habían estado frotando subconscientemente mi entrepierna.

El aguacero afuera era ensordecedor y casi no escuché los golpes en la puerta.

Los g...