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#Chapter 36 Necesito que venga conmigo

Doris sintió su cálido aliento acariciar la parte trasera de su cuello cuando despertó a la mañana siguiente. Su brazo aún estaba sobre ella, pero ya no la sostenía con la misma firmeza que la noche anterior. Se preguntó en silencio cómo podría salir de esa cama sin despertar a la bestia. Estaba seg...