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#Chapter 152 Por supuesto, mi señora.

A la mañana siguiente, Doris se despertó en una cama vacía. Las sábanas aún estaban desordenadas, como si él las hubiera dejado recientemente, o quizás no había estado allí en horas. Doris extendió la mano para tocar su lado de la cama y lo encontró tan frío como ella se sentía. No quedaba nada de s...