Read with BonusRead with Bonus

#Chapter 127 Eres mía, Doris.

William agarró a Joseph por el brazo y lo obligó a enfrentarlo. Se movió tan rápido que Doris apenas tuvo tiempo de darse cuenta de lo que estaba pasando y, cuando lo hizo, ya era demasiado tarde.

—¡Cálmate! —Joseph levantó las manos, pero William no se calmó en lo más mínimo. Parecía una bestia, i...