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Capítulo 40

El viento entró rápidamente en el coche, revolviendo nuestro cabello. Lucía tenía una gran sonrisa en su rostro mientras conducíamos por la bulliciosa ciudad, que nunca duerme. —Vaya, nunca pensé que esta parte de la ciudad sería tan hermosa de noche —dice.

—Nunca sabes muchas cosas —dije, y ella s...