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Un invitado inesperado

El salón estaba impecablemente decorado, y las mesas mostraban el tipo de lujo que había llegado a esperar del Albuquerque. Aun así, mi interés en la velada era inexistente. Solo había aceptado la invitación por puro aburrimiento y una necesidad de ahogar los constantes pensamientos que giraban en m...