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Lista de invitados

Ella estaba acostada en la cama, pálida pero aún con esa cálida sonrisa que siempre guardaba para mí.

—Isadora, mi amor... viniste.

Me senté a su lado y tomé su mano, sintiendo la fragilidad en sus dedos.

—Estoy aquí, mamá. Y no me voy a ir de nuevo.

Su sonrisa era lo único que me daba fuerzas e...