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CULO EN EL ESCRITORIO

—Señora, señora —la voz del taxista la sacó de su propia imaginación.

—¿Eh? —preguntó Ann, aturdida.

—¿Me va a decir su dirección o yo...?

—Aquí tiene su dinero —Ann no lo dejó terminar, le lanzó algo de dinero desde su bolso antes de bajar del coche. Cerró la puerta de un portazo y se dirigió a ...